Mitsubishi Electric Por el Mundo

Evento especial Escocia

Decididos a luchar contra la pandemia Mitsubishi Electric – Livingston

Agosto de 2020

James Cox y Mhairi Mallon trabajan para Mitsubishi Electric en Livingston (Escocia), donde se encuentra la sede de Mitsubishi Air Conditioning Europe (M-ACE). James es un operador de logística que conduce una carretilla elevadora, con la que carga productos para su entrega a las oficinas de ventas. Mhairi es una ingeniera de producción que ha dirigido el diseño y la instalación de una nueva línea de producción durante los últimos dos años.

Ambos vieron cómo sus vidas cambiaban de la noche a la mañana debido a la pandemia global de COVID-19. El 23 de marzo de 2020, el gobierno del Reino Unido anunció un confinamiento general. Como consecuencia, se cerraron todos los centros de fabricación de Mitsubishi Electric, y se pasó a la gran mayoría de los empleados a la situación de excedencia para que pudieran mantener sus trabajos y estar seguros.

Mientras estaba de excedencia, James decidió aportar su granito de arena, y su mujer lo animó a unirse a un grupo local sin fines de lucro conocido como "Livingston Roundtable" (la Mesa Redonda de Livingston). Ahora sirve como tesorero del grupo y, junto con otros voluntarios, ha entregado más de 5500 comidas a personas necesitadas, ha reciclado existencias de supermercados próximas a caducar a bancos de alimentos locales y ha distribuido equipos de protección individual y desinfectante de manos en el concejo escocés de West Lothian.

Mientras tanto, Mhairi se ofreció como voluntaria en el hospital Glasgow Royal Infirmary. Tres o cuatro días a la semana, entregó los EPI a las salas, preparó y llevó paquetes de ayuda a los pacientes, y estableció videollamadas entre los pacientes y sus familias, algunas de las cuales habían estado separadas durante más de seis semanas.

Superior: James (a la izquierda) se prepara para entregar paquetes de comida a las familias ancianas y vulnerables de West Lothian.
Inferior: Mhairi (segunda por la derecha) en su labor de voluntariado

El personal de M-ACE siguió supervisando la situación y siguiendo atentamente las directrices y consejos del gobierno para garantizar que la fábrica fuese lo más segura posible cuando llegase la hora de reanudar la actividad, y que el potencial de transmisión de la enfermedad se mantuviese al mínimo absoluto.

Cuando se informó a Mhairi de que podía volver al trabajo, ayudó a preparar M-ACE para cuando el cierre llegase a su fin. Ella y otros ingenieros prepararon la fábrica para cumplir con las directrices de distanciamiento social. La clave era mantener una distancia de dos metros entre los trabajadores.

Superior izquierda: Protector plástico transparente de metacrilato utilizado como divisor rígido entre operadores
Superior derecha: Estación desinfectante de manos
Inferior izquierda: Zona de descanso de la cantina
Inferior derecha: Sistema de control de temperatura

El 5 de mayo se reanudó la producción en la fábrica de Livingston. Casi 500 empleados como James regresaron al trabajo y comenzaron a regirse por las nuevas directrices. Aunque llevó algún tiempo adaptarse al nuevo sistema, la línea de producción alcanzó las 163 unidades en las primeras 24 horas desde su reapertura. Cumplir con las directrices gubernamentales y con los requisitos de producción al tiempo que se mantienen unos altos estándares de calidad supone un gran desafío, pero todo el mundo se ha unido para hacer realidad ese objetivo.

Tanto James como Mhairi encontraron en su trabajo voluntario una gran fuente de inspiración durante el periodo de permiso. Aunque fueron momentos de gran estrés y preocupación, el hecho de hacer lo posible para ayudar a otros menos afortunados fortaleció su ánimo. El sentido de amor propio y logro, junto con la gratitud que recibieron, hicieron que todo el esfuerzo mereciera la pena.

Durante acontecimientos terribles como estos, es importante ver que las personas que nos rodean se interesan por nosotros y están dispuestas a poner todo de su parte para cerciorarse de que todo el mundo está seguro y a salvo. Al mismo tiempo, mirar hacia el futuro también es crucial. Debemos tener la esperanza de que los problemas a los que nos enfrentamos acabarán, pero también hacer los preparativos necesarios y mantener la vigilancia para que no vuelvan a ocurrir.


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